Fundación la Casa de los Niños es un lugar mágico, lleno de alegría pero sobre todo mucho amor, puedo decir que se me infla el pecho de orgullo cada vez que uno de los muchachos tiene la oportunidad de dar un paso importante en su camino, cada vez que se refleja lo esforzados, luchadores y soñadores que son.


Casa de los Niños para mí es un lugar lleno de amor, alegría y especialmente de Dios. Donde todos los días son vivencias diferentes, niños y niñas con la ilusión y las ganas de hacer las cosas diferentes, de hacerlas bien. Me siento sumamente agradecida y bendecida por ser parte de este refugio para muchos de nuestros niños (as) y de esta gran familia.
Miles son las anécdotas que quisiera contar de todo lo que acontece dentro del aula, momentos graciosos, tiernos y por qué no decir momentos que me han hecho un alto y cambiado para ser mejor. Y es que las vivencias con los niños son de aprendizaje continuo y recíproco donde en conjunto se convive para ser resilientes y mejores ciudadanos.


Para mí, casa de los niños es una gran familia que me ha enseñado a soñar, a creer y a amar. Es un lugar lleno de oportunidades y sueños, que me llena de felicidad y esperanza, aún cuando las cosas son un poco difíciles.
Trabajar en la Fundación es una constante de maravillosas experiencias como el cariño diario que recibo de los chicos y la admiración que siento por ellos al ver su capacidad de salir adelante a pesar de situaciones como la pobreza entre otras problemáticas. Una de las tantas experiencias es el ver graduarse a los chicos del sexto nivel, ver no solo el título impreso sino también su orgullo por alcanzar la meta propuesta de terminar la primaria y el saber que puse un granito arena para lograrlo… es una bendición!!!


Casa de los niños es un lugar en donde realmente todos los días se aprende algo nuevo. Un lugar donde Dios todos los días da bendiciones. En lo personal, me dio una perspectiva nueva de lo que es la educación en Costa Rica y que con AMOR ¡todo es posible!
Definitivamente casa de los niños es sinónimo de grandes momentos y experiencias. Una fábrica de Dios, donde se fabrican sonrisas y se alimentan sueños.
Ver a uno de nuestros niños reír, es más que suficiente para tener claro el motivo de mi vida en este lugar!!!


Son muchas las experiencias gratificantes que se viven día con día en la Fundación Casa de los Niño; niños y niñas que en cada sonrisa irradian alegría, con cada abrazo hacen de un pequeño espacio un ambiente cálido y lleno de amor.
Veo miradas llenas de esperanza y sueños, futuros emprendedores, niños y jóvenes con anhelo de superación. Más que un docente soy un amigo, un guía que los acompaña y les ayuda a ver lo mejor de sí en cada paso.
Ser parte de Casa de los niños ha sido una gran experiencia de vida y de gran crecimiento profesional. Aquí se muestran realidades que son de gran impacto para la sociedad y por ello día a día trabajamos para generar cambio.


Casa de los Niños es una respuesta de Dios a mi vida, cada día me muestra que la docencia va más allá de enseñar contenidos, es hacer vínculo, es servir a los demás, y donde los más pequeños me muestran la verdadera bondad, humildad y pureza del amor, es un lugar en el cual Dios me enseña la verdadera resiliencia, la felicidad a pesar de las adversidades, la esperanza hacia un cambio, y tengo la dicha de ser parte de ese impacto para siempre.
Hace 10 años cruce por primera vez las puertas de la Fundación, atesoro en mi memoria cientos de recuerdos hermosos de este lugar, un lugar lleno de amor y de la protección de Dios donde los niños y niñas vienen a nutrirse en todos los sentidos, vienen a aprender a compartir a jugar y a llenarse de el amor que todos en Casa de los Niños ofrecemos con el corazón abierto y sin medida. Es familia, es amor, es paz, es apoyo, es seguridad, es alegría, es luz, todas y muchas otras cosas más es Fundación Casa de los Niños.


Siempre he dicho que en la Fundación la Casa de los Niños es donde la magia ocurre. Porque lo que se cree imposible, sucede. Donde la sonrisa, la felicidad, el abrazo y el amor de una niña o un niño hacen que te olvides de tus malos ratos, recordando también que esas niñas y niños pasan por ratos mucho más amargos que los tuyos. ¿Cómo sucede eso?… Pues ahí es donde entra lo inesperado, lo increíble, lo mágico.